viernes, 15 de julio de 2016

Al César lo que es del César

En entradas anteriores de este blog, ya fuimos informados ( y deleitados) de la exposición "Gaona y el mar", en la que Rafael Vertedor y otros, relataban la misma así como a los intervinientes y los que generosamente habían cedido materiales.
El Instituto (profesores del mismo), acaban de participar en las X Jornadas sobre Patrimonio de los Institutos Históricos, Asociación que presido como ya he apuntado en otras ocasiones, y su comunicación, que transcribo más abajo, versa precisamente sobre esa exposición. Yo mismo les comenté previamente la labor no sólo de algunos de los ya citados en la entrada del blog, sino hasta la de un hermano mío, Federico.
Las comunicaciones a dichas Jornadas están a disposición en la web, por lo que sin impedimento os la traslado. www.asociacioninstitutoshistoricos.com ir a Jornadas realizadas, X Jornadas.
Pero se me viene a la memoria aquello de que "los éxitos tienen varias paternidades, los fracasos son huérfanos", con lo que concluyo en que la exposición tuvo que ser un éxito, de nuevo enhorabuena.
El lector que saque sus conclusiones.
Luis Castellón

COMUNICACIONES DE LAS X JORNADAS DE INSTITUTOS HISTÓRICOS (TERUEL, 30-VI AL 3-VII DE 2016)
El navío didáctico de San Telmo. Gaona y el mar Rafael Maldonado Majada & Francisco Ángel Pareja Pareja
I.E.S. Vicente Espinel. Málaga.
Resumen: El I.E.S. Vicente Espinel de Málaga celebró en noviembre de 2015 una exposición y una serie de actividades paralelas, que tenían como objetivo recuperar la memoria de las enseñanzas náuticas que se impartieron en la ciudad. Esta comunicación narra el contenido de la muestra ubicada en el Aula de Náutica del Instituto, centrándose en el principal elemento patrimonial de la exposición: la corbeta didáctica del siglo XVIII que usaban los alumnos en sus clases de Maniobra, junto a otros elementos relacionados con el mar y la navegación.
La exposición: objeto
La corbeta didáctica del antiguo Colegio de San Telmo regresaba al Instituto Vicente Espinel el pasado 26 de mayo de 2015, después de diecisiete años en los que estuvo expuesta en el Castillo de Gibralfaro. La recuperación de esta singular pieza era una magnífica ocasión para plantear una exposición que enseñara a la ciudadanía la trayectoria que tuvieron las enseñanzas náuticas en Málaga, desde la fundación en 1787 del Real Colegio de San Telmo hasta su desaparición en 1924 en el Instituto Provincial de calle Gaona.
La organización no pretendía exponer el navío de forma aislada, sino aprovechar esta oportunidad para contemplar la corbeta junto a los documentos, objetos y fotografías que explican su historia. Otra cuestión reseñable es que, una vez concluida la exposición temporal, el espacio expositivo se mantendría de forma permanente, pues gran parte del patrimonio exhibido en la muestra es propiedad del Instituto.
Meses después de la llegada del barco, entre el 6 de noviembre y el 4 de diciembre, se abrieron las puertas de la exposición “Gaona y el mar. El Real Colegio de San Telmo y las enseñanzas de náutica en el Instituto de Málaga”. La sala dedicada a la muestra, bautizada como “Aula de Náutica”, se sitúa en la primera planta del inmueble y se ha acondicionado para su nueva función. Esta dependencia, que pertenecía a la antigua casa de don Baltasar Guerrero, fue levantada en los inicios del siglo XVIII y constituye el núcleo más antiguo de la suma de edificios que forman el actual centro de enseñanza. Cabe señalar que junto al Aula de Náutica se encuentra el archivo, lugar que atesora una valiosa documentación imprescindible a la hora de investigar la historia de la institución.
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El navío didáctico de San Telmo
Hace casi 35 años, el domingo 20 de diciembre de 1981, el periódico SUR de Málaga publicaba un extenso artículo a cuatro columnas firmado por Francisco Pérez Triano, periodista y colaborador del diario: “Importante hallazgo realizado por alumnas del Instituto Vicente Espinel. Una corbeta de artesanía perteneciente a la Escuela Náutica de San Telmo”. En él se narraba el sorprendente descubrimiento que habían realizado un mes antes, por azar, unas alumnas del Instituto Gaona, conocido así por el nombre de la calle en la que se ubica.
La fundación del Real Colegio de San Telmo de Málaga en 1787 como institución competente destinada a formar pilotos para la Armada y para la Marina mercante es uno de los acontecimientos más notables de la Málaga del Setecientos. Málaga había experimentado en esos años un renacer a partir del crecimiento de su agricultura. Su puerto era uno de los más importantes del Mediterráneo, pero el monopolio del comercio con las Indias, que poseía Cádiz, dificultaba sobremanera la salida de sus géneros. En 1778 se produce la liberalización del comercio con las Indias, decisión promocionada por el ministro malagueño José de Gálvez. Es en este contexto en el que se promulga, en 1787, la Real Cédula de Carlos III fundando el Real Colegio de San Telmo de Málaga.
La formación práctica de los jóvenes aprendices en el mar era fundamental (se exigía un mínimo de cinco campañas a Indias para obtener el título de piloto), pero los alumnos también recibían enseñanzas teóricas y prácticas con métodos y materiales didácticos muy avanzados. Entre ellos se encontraba un modelo de navío, con su arboladura, jarcia, velamen y todo el aparejo necesario para la enseñanza práctica de las operaciones de zafarrancho y maniobras, que luego tendrían que realizar los alumnos en el mar.
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Sobre el navío didáctico de San Telmo los alumnos aprendían los términos técnicos de las partes de las que se componía una nave y la finalidad de cada pieza en particular, todas reducidas a escala, teniendo que saber manipularlas con precisión si querían triunfar en los exámenes; de la misma manera, tenían que dominar el conocimiento del velamen, plegando o desplegando trapo en función de la maniobra a realizar. Ello suponía la necesidad de que el navío
fuera un elemento didáctico tosco y resistente, en el que se subordinara la estética y la escala a la operatividad de sus distintos elementos sobre los que debería realizarse el aprendizaje, pues la única finalidad del modelo era que los estudiantes practicaran en él.
La corbeta didáctica reproducía un modelo de corbeta de guerra con veintiocho cañones de porte, de las denominadas corbetas de pozo, pues los cañones iban colocados en barbeta, es decir, únicamente en el puente de cubierta; sus dimensiones son disparejas: 2,73 metros de eslora entre perpendiculares -aumentando hasta 3,35 metros si incluimos el bauprés-, 1,23 metros de manga máxima, un puntal de 0,75 metros y una arboladura de 2,50 metros sobre cubierta; su aparejo consistía en tres palos cruzados que soportaban velas cuadradas en el mayor y en el trinquete, más dos en la mesana sobre la verga seca; el palo mesana aparejaba botavara y pico para la vela cangreja.
Corbeta de San Telmo. (Foto: Jesús Jiménez)
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La maqueta contaba con multitud de detalles técnicos que funcionaban perfectamente, pues debían permitir su manejo por los estudiantes. El timón estaba operativo. Igualmente funcionaban las bombas de achique, los pescantes y los cabrestantes. La arboladura, construida fuera de escala, permitía ser manejada con relativa facilidad, según la maniobra a realizar. Se trataba de que el barco resistiera las manos -hábiles o no- de los jóvenes aprendices, por lo que se construyó bastante fuerte, dándosele más importancia a la obra muerta. La mayoría de los barcos de la época tenían elementos decorativos muy característicos, que no existen en la embarcación didáctica.
La concepción de la corbeta como un material didáctico de uso cotidiano durante más de ciento veinte años hacía imprescindible un mantenimiento periódico, así como su sometimiento a reparaciones de mayor calado cada cierto tiempo. Los avances en las ciencias náuticas también debían reflejarse en la maqueta, evitando el riesgo de que el paso del tiempo la convirtiera en un elemento anticuado y anacrónico, en un objeto inútil muy alejado del propósito docente para el que fue construido. Aunque a partir de mediados del siglo XIX las embarcaciones a vela fueron gradualmente desapareciendo del intercambio comercial, todas las escuelas de Náutica europeas mantuvieron como elemento esencial de sus enseñanzas el conocimiento a fondo de la navegación a vela.
El Colegio de San Telmo prestó sus servicios a la ciudad hasta su supresión, en 1847. Un año antes, en 1846, había sido fundado el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza. En 1847, a pesar de la resistencia de los comerciantes de la ciudad, el Instituto absorbió las enseñanzas de Náutica. Desde entonces y hasta 1924, fecha de su definitiva desaparición, los estudios de Náutica siguieron impartiéndose en el Instituto de Málaga. A la calle Gaona se trasladó todo el material didáctico correspondiente a esas enseñanzas.
No conocemos en qué lugar exacto del edificio de calle Gaona estaba situada la maqueta en los años en los que permaneció allí como elemento didáctico. Las numerosas modificaciones arquitectónicas realizadas en el interior del edificio desde el año 1924, fecha en la que se clausuraron definitivamente las enseñanzas de Náutica, nos impiden contar con elementos a partir de los cuales pudiéramos deducir la ubicación exacta de la clase en la
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que ésta se encontraba.
Tras el cierre definitivo de los estudios de Náutica en 1924, todo el
material didáctico perteneciente a dichos estudios -integrado en el denominado “Caudal de San Telmo”- fue depositado en un aula del edificio de calle Gaona. Finalmente, el modelo didáctico quedó abandonado en un viejo almacén junto a objetos de agricultura, y definitivamente olvidado poco tiempo después.
Es muy probable que este tipo de navíos formaran parte de la dotación didáctica de las distintas instituciones creadas en la Edad Moderna para la formación de marinos civiles o militares, aunque no tenemos constancia de ningún otro que haya sobrevivido al paso del tiempo. Por otro lado, a partir de 1901 los Institutos Provinciales de Segunda Enseñanza fueron transformados en Institutos Generales y Técnicos, con la pretensión de reunir en ellos tanto los estudios de Bachillerato como las enseñanzas profesionales de grado medio (Magisterio, Comercio, Náutica, etc.). Desde esa fecha y hasta 1914, los estudios de Náutica solo se siguieron ofreciendo en los institutos de Baleares, Málaga, Gijón, La Coruña, Cádiz, Valencia y Alicante. En ninguno de ellos se ha conservado un patrimonio semejante.
Pocos meses después del descubrimiento, la Liga Naval Española elaboró un informe en el que, tras darse una visión general del estado del barco, se clasificaba el modelo detenidamente teniendo en cuenta su construcción como modelo para prácticas, se exponía su lamentable estado de conservación, se realizaba una valoración histórica y artística y se elaboraba una propuesta de trabajo para conseguir su recuperación. Pero la Liga Naval fue incapaz de conseguir la completa restauración de la corbeta. Hasta 1998, diecisiete años después de su descubrimiento, no se emprendió un proyecto integral de restauración, ejecutado a cargo del Ayuntamiento de Málaga, otorgándose como compensación por parte del Instituto –considerado en todo momento legítimo propietario de la maqueta- la cesión para la exposición de la misma durante 10 años en el centro de interpretación del Castillo de Gibralfaro. El informe de la restauración realizada entre mayo y junio de 1998 proporciona numerosos datos sobre los materiales utilizados en su construcción, la policromía aplicada y las técnicas constructivas empleadas, y realiza una valoración rigurosa sobre los daños de la maqueta y los factores que los
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provocaron.
Las décadas de abandono -los casi sesenta años transcurridos desde el momento en el que el modelo dejó de ser útil, pasando a ser un objeto con el que ya no había que tener ninguna precaución, hasta que se inicia su consideración como patrimonio cultural- en condiciones deplorables de almacenamiento facilitaron su deterioro extremo, y las erróneas intervenciones restauradoras realizadas sobre la maqueta en los años 80 no lo corrigieron adecuadamente. El equipo de la LNE que se hizo cargo de ella actuó sin un claro criterio restaurador, optando por sustituir elementos originales en la práctica totalidad del casco, lo que podía haberse evitado de haber prevalecido el mantenimiento y recuperación de los restos materiales conservados por encima de cualquier otra consideración funcional o de integridad formal.
El informe de restauración de la maqueta es terminante: “La maqueta naval de San Telmo estaba construida en origen con materiales y técnicas lo suficientemente avalados por la experiencia de los oficios como para asegurarle una duración indefinida en condiciones óptimas de conservación”. Por tanto, son los factores de origen humano los que han causado los daños más graves.
Cuando el año pasado desde el I.E.S. “Vicente Espinel” se planteó organizar la exposición “Gaona y el mar. El Real Colegio de San Telmo y las enseñanzas de Náutica en el Instituto de Málaga”, teníamos claro que la exhibición de la maqueta debía ser el elemento central de la muestra. Es intención del centro dedicarle un espacio permanente donde pueda ser admirada en su integridad después de más de cien años. Por ello, el Instituto propuso al Ayuntamiento la resolución del Contrato de Depósito y Obligación de Restauración, firmado en el año 1998. El 26 de mayo de 2015, día de san Felipe Neri, el navío de San Telmo regresó al caserón filipense de calle Gaona.
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Gaona y el mar. La exposición
Es evidente que cuando el visitante entra en el aula dirige su vista hacia el barco. Sin embargo, el interés de este espacio es contar mucho más. Los contenidos de la exposición se visualizan a través de un documental realizado por el profesor Rafael Maldonado y se estructuran en torno a siete áreas temáticas, representadas cada una de ellas por un panel explicativo bajo los siguientes títulos: Málaga y su puerto en la encrucijada de fin del siglo XVIII, El Colegio de San Telmo: Origen y organización, El navío didáctico de San Telmo, El Caudal y el Acueducto de San Telmo, Los nombres del Colegio, El viaje de prácticas y Las enseñanzas de Náutica entre 1847 y 1924.
Vista general del Aula de Náutica. Noviembre 2015. (Foto: Jesús Jiménez)
El recorrido comienza con un acercamiento al contexto histórico de la actividad portuaria de Málaga durante el reinado de Carlos III. De los primeros pasos del Real Colegio de San Telmo se muestran varios documentos especialmente valiosos, como la cartela conmemorativa de su fundación, realizada en madera dorada y conservada en el Instituto Nuestra Señora de la Victoria.
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Asimismo, se narra el plan de estudios que seguían los colegiales, la metodología o los materiales utilizados. Destaca el libro de las Ordenanzas emitidas en 1787 donde se regulaban los horarios, la vestimenta, la alimentación o el régimen de premios y castigos que seguían los alumnos.
Por último, contamos con la reproducción de un plano del edifico de principios del siglo XIX procedente del Archivo de la Marina Española “Álvaro de Bazán”. Gracias a él, podemos observar la distribución física de los espacios que se daba en el primitivo Colegio de San Telmo. De hecho, un aula del inmueble estaba bautizada como “Sitio del Navío y obrador de Maniobra”.
El siguiente eslabón de la exposición se centra en el análisis de la gestión económica de la institución, teniendo una especial trascendencia la relación que tuvo la escuela náutica con el Acueducto de San Telmo. Junto al panel explicativo, contamos con un arca o caja fuerte de hierro de tres llaves del siglo XVIII, perteneciente al Instituto Vicente Espinel, cuya existencia ya estaba requerida en las primeras ordenanzas de la institución.
Seguidamente, se describe el viaje de prácticas hacia América que debían realizar los alumnos para culminar sus estudios. Finalizada la travesía, los capitanes de los barcos certificaban los méritos adquiridos y el colegio examinaba al alumnado para expedir su titulación de piloto o pilotín. Además, el archivo del centro cuenta con documentos como un impreso de la Real Ordenanza que fijaba las obligaciones que debían seguir los colegiales durante la navegación.
Son miles los protagonistas que pasaron por las aulas de San Telmo y por el edificio de calle Gaona, en calidad de profesores o alumnos. Por esa razón, sólo se narran algunos ejemplos que nos sirven para ilustrar la vida de la institución. Sobre los alumnos, se describen los dos tipos que existían. En primer lugar, estaban los porcionistas de pago, procedentes de familias acomodadas. El segundo grupo lo formaban los colegiales de número, que eran la mayoría de los matriculados y que procedían de familias humildes. Esta información se ilustra con un fragmento de la ficha del colegial Manuel Ortega o con la documentación del italiano Melchiore Quarteraro.
Para acabar esta sección, los fondos del archivo del instituto han hecho posible mostrar parte de la vida de algunos alumnos como Pedro Blanco. A través de su hoja de estudios, podemos conocer su descripción física, sus
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datos familiares y los resultados académicos que obtuvo, hasta su embarque en 1810 para realizar un viaje de prácticas que no concluyó. En ese momento se asentó en Cuba, donde años después se convirtió en uno de los mayores traficantes de esclavos del siglo XIX. Su llamativa biografía, sirvió para que en 1933 el escritor Lino Novás novelara su vida bajo el título de “El negrero”.
El último capítulo de este periplo analiza la historia de las enseñanzas náuticas desde el cierre del Colegio de San Telmo en 1847 hasta la desaparición de la última escuela de calle Gaona en 1924. Durante este periodo, los citados estudios se ubicaron en el recién nacido Instituto Provincial, al que se mudaron los alumnos, los profesores y los materiales didácticos, entre los que estaba el navío.
Esta etapa ha dejado huellas en el archivo del Centro que están presentes en el Aula de Náutica. De hecho, se ha incorporado en una de las paredes una frase extraída del discurso u oración inaugural del curso de 1850- 1851, que constata la convivencia en el mismo edificio de ambas enseñanzas. El texto dice así: “El Instituto de Málaga (...) ha llegado a ser uno de los mejores de España, pues además de las asignaturas que comprende la Segunda Enseñanza, quizá sea el único en que se enseñe Náutica”.
En la exposición se muestra una colección de cartas de navegación que se utilizaban en las clases y un gran mapa físico del hemisferio oriental, que procede de los fondos cartográficos conservados en el Departamento de Geografía e Historia.
Desgraciadamente, de los demás instrumentos necesarios para la docencia que tuvo la escuela no conservamos nada. No obstante, hemos tenido la gran suerte de contar con préstamos de objetos relacionados con la navegación y la formación náutica, que fueron cedidos por diferentes colecciones particulares de la ciudad.
Conclusiones
A lo largo del mes que ha estado abierta la muestra, se ha desarrollado un completo programa que ha incluido visitas guiadas a los edificios del antiguo Colegio de San Telmo y del instituto de calle Gaona. Se ha hecho un esfuerzo en la divulgación de contenidos a través de los medios de comunicación y de varias publicaciones como las revistas “Cuadernos del Rebalaje” e “Isla de
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Arriarán”. Además, han tenido lugar varias mesas redondas y una conferencia que se han acercado al pasado y al presente y se han asomado al futuro del mar en nuestra ciudad.
El departamento de Geografía e Historia del I.E.S. “Vicente Espinel” se ha marcado como objetivo a medio plazo la redacción y edición de materiales didácticos que faciliten una visita a los contenidos de la exposición. Estos materiales se difundirán a través de la Delegación de Málaga y del Centro de Profesores entre todos los colegios e institutos de la provincia.
Por último, nos planteamos, con el apoyo de la Administración, realizar una oferta desde el Instituto de estudios profesionales dirigidos a actividades náuticas, actualmente muy escasa en Andalucía y muy concentrada en Cádiz, vinculando así nuestro futuro a las raíces que arraigaron hace ya más de doscientos años en nuestra historia.


2 comentarios:

  1. Buenas tardes. Muchas gracias Luis por difundir y compartir en el blog la comunicación que mi compañero Rafa y yo tuvimos el placer de presentar en las Jornadas de Teruel. Como ya comentas, "Gaona y el mar" fue una empresa colectiva que salió adelante gracias al entusiasmo y al trabajo de muchas personas que la hicieron posible. Por ejemplo, la reproducción del plano del antiguo colegio de San Telmo que luce en el aula nos la facilitó tu hermano Federico. Comentarte que en un próximo número de la revista "Isla de Arriarán" habrá varios artículos que profundizan sobre la corbeta y la exposición de una forma más detallada. Además seguimos trabajando para que el "Aula de Náutica" sea un espacio que siga creciendo y muestre el patrimonio náutico que guarda el Instituto. Como sabes Luis, estás invitado a que cuando puedas nos hagas una visita por calle Gaona.

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  2. Muchas gracias Luis por tu contribución a la difusión del trabajo de los compañeros Paco y Rafael. Como bien sabes, la labor de investigar y divulgar la historia y el patrimonio de los institutos históricos depende de la entrega desinteresada de personas que dedican horas a esta tarea apasionada y apasionante. Es curioso que el Gaona, con 170 años de historia como Instituto y más de 300 como casa de los Buenavista y de los filipenses, tenga como elemento más antiguo su propio nombre popular, el de la calle Gaona, documentado desde finales del siglo XVI en esta zona de la ciudad, seguramente por algún repoblador vasco. Gracias a la colaboración de personas como Rafael Vertedor, Carlos Navarrete, Juan Luis Carrillo, Federico Castellón y tantos otros que omito por no alargar la lista, ha sido posible construir un discurso riguroso de difusión de los valores del Gaona. También es verdad que para construir a veces se encuentra la incomprensión y hasta la resistencia de instituciones y personas, pero son las menos. Se puede decir aquella frase de Goethe de "ladran, señal de que cabalgamos". Prometemos seguir trabajando, con humildad y con ilusión, en el Gaona. Un abrazo a todos

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