Memorias de los alumnos: Cómo éramos, cuáles eran nuestras aspiraciones, cómo era la enseñanza en esa época. Nuestros profesores, su influencia sobre nosotros... Los temas quedan abiertos a lo que cada participante quiera exponer y a todas las promociones del Instituto.
domingo, 18 de septiembre de 2011
PRESENTACIÓN
Saludos a todos:
Queridos, y en una gran mayoría desconocidos, condiscípulos del Instituto de la calle Gaona – Nuestra Señora de la Victoria – como se llamaba en aquellos años.
Mi estancia en la calle Gaona, no se prolongó durante todo el bachillerato, pues creo recordar que fue en cuarto curso, cuando se iniciaron las tareas de reubicación en las nuevas instalaciones de Martiricos, en donde luego cursé Bachiller Superior y Preuniversitario.
Para los que tuvimos la ocasión de conocer ambos edificios, advertimos una radical diferencia entre ellos, contrastando la modernidad y funcionalidad del nuevo - así como sus goteras cuando llovía - con el carisma, la personalidad y el empaque del antiguo, al que por siempre nuestros recuerdos han quedado prendidos, por encima de los que pudieran también haber despertado el otro.
Prueba de esto que digo es que, como uno tiene la costumbre de emborronar papeles y darlos a leer a la gente a través de Internet, en ellos siempre he tenido recuerdos para mi antiguo instituto de la calle Gaona y sin embargo ninguno para su sucesor, porque este último era solo un lugar a donde ir a dar clase.
Por eso, cuando el otro día recibí un email de procedencia desconocida, cuyo encabezamiento era: “Eduardo García Rodejas” y que empezaba diciendo: “Te voy a tutear porque con toda seguridad coincidimos en el Instituto Gaona...”, el corazón me dio un vuelco, pues en realidad aquel mensaje de Rafael Vertedor, significaba el haberme encontrado con parte de mis viejas raíces.
Así pues, queridos amigos que un día ocupamos un mismo espacio y tuvimos las mismas inquietudes y temores, me sumo encantado a esta iniciativa de Rafael, para, rememorando el dicho de, “recordar es volver a vivir”, con la ayuda de vuestros recuerdos, dejar libre la mente y vagar de nuevo por aquel entrañable edificio, que un día fue nuestra vida...
Un fuerte abrazo a todos
José María Hidalgo López
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